Por fin llega el otoño, mi estación preferida (la estación por antonomasia), mañana, día 22 de septiembre de 2008, a las 17:44 horas. Con un poco de suerte, su llegada me encontrará en casa, descansando, tras la jornada laboral. Con un poco menos, posiblemente le encuentre yo sentado frente a un ordenador terminando de realizar un despliegue que ha sufrido alguna complicación.
El caso es que, como decía, no sé si se deberá a la proximidad del otoño, pero me encuentro estos días un poco más melancólico de lo habitual. He aprovechado el fin de semana para ponerme al día con algunos grupos musicales que había dejado aparcados en el camino durante estos años: Paradise Lost, Type O Negative, Moonspell o My Dying Bride, por mencionar algunos. Todos ellos englobados en el estilo gothic/doom metal, y que con el devenir de los años han sufrido algunas transformaciones en su concepción de la música, unos más que otros, obviamente. El caso es que, recuperando sus discos de los ’90, cuando aún me sumía en la vorágine de su música tenebrosa, me he sentido tocado por un hálito de rejuvenecimiento y melancolía que, lejos de ser malo, creo que ha recuperado en mí las ganas que tenía entonces de llevar a cabo proyectos. Alejados, eso sí, de la informática; entre el trabajo, el posible Máster en el que con un poco de suerte (que sea buena o mala es cuestión aparte) ocuparé mi tiempo libre dentro de poco, y el otro blog, tengo más que suficiente. Pensaba, por ejemplo, en volver a escribir, en colaborar con alguna asociación o revista literaria, incluso en buscar (nuevamente, esperemos que ahora con mejor suerte) alguna asociación medioambiental como aquella que ocupó más de diez años de mi vida…
No sé si haré todo eso, o quedará en agua de borrajas. Pero la intención está ahí. Temblad, pues :) .
Etiquetas: literatura, metal, música, otoño