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Diga 33

No, no me encuentro enfermo, ni he tenido que ir al médico para que me atienda (poco) solícito y me requiera para cantarle, cual niño de San Ildefonso, la famosa cifra: treinta y tres; ciento veinticinco mil peseeeetaaaaas… Sí señores, pesetas, pues en esa moneda comprábamos en los años en los que crecí. Treinta y tres añitos ya (sí, vale, la edad de Cristo y todo eso) cumplí hace un par de días en un día que pasó sin pena ni gloria, como tantos otros, aunque eso sí, en general, bien acompañado. Ni estaban todos los que eran, ni eran todos los que estuvieron, pero en cualquier caso, los que son lo saben bien, y son siempre bienvenidos, en la distancia o no.

Aproveché el día para salir al campo, y para encontrarme con los devastadores efectos de la fuerza del viento sobre los árboles. Multitud de chopos caídos, como es habitual, a los que se les sumaban incluso las copas de algunos pinos y álamos blancos. Al menos, unos nogales especialmente queridos para mí seguían en pie y sin daños aparentes. Thor y yo anduvimos bajo sus copas, siempre imponentes aunque ya desnudas por el otoño.

Aparte de esto, poco más que contar sobre los últimos días. He aprovechado para leer bastante (no tanto como hubiese querido, claro, pero sí algo más de lo que viene siendo habitual). Terminé Un grito de amor desde el centro del mundo, una novela del japonés Kyoichi Katayama que se deja leer con delectación, aunque resulta algo más ligera que las de mi admirado Murakami. Suyo es Sauce ciego, mujer dormida, el libro de relatos que tengo a mi lado, listo para hincarle el diente. También acabé anoche Dexter, el oscuro pasajero, de Jeff Lindsay, la novela en la que se basa la primera temporada del psycho killer más cautivador. Eso sí, tiene ligeros cambios argumentales respecto a la serie de televisión, centrándose más en la visión de Dexter sobre sus compañeros y su “oscuro pasajero”, y la traducción deja –mucho- que desear. Estoy deseando comenzar Querido Dexter, aunque espero encontrarme con un trabajo de traducción un poco más elaborado.

Para colmo de bienes, acabo de descubrir que han reeditado Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek, un clásico de la literatura que se encontraba inexplicablemente descatalogado desde hacía años. La anterior edición, de la editorial Destino, era bastante manejable (yo lo leí hace años porque en la Biblioteca Pública de Granada tenían una copia), pero la nueva edición que nos llega de la mano de Galaxia Gutenberg y Círculo de Lectores. Ya tengo lectura para la Navidad :) .

Por último, sigo con la lectura de Choque de Reyes, segunda parte de la increíble saga de fantasía creada por George R.R. Martin. Y empiezo a sentir la imperiosa necesidad de crear una Wiki con los personajes y situaciones de los libros, para evitar perderme cuando llegue al quinto volumen. Existen interesantes iniciativas en la red, como la web Westeros, pero claro, en el idioma de Shakespeare y de Martin. Quién sabe…

¡Salud!

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