La verdad es que este viaje a Extremadura venía posponiéndose bastante tiempo. El pasado septiembre queríamos pasar unos días entre Cáceres y Badajoz, visitar en el primero el recientemente declarado Parque Natural de Monfragüe y, en el segundo, a unos amigos. Pero, con vacaciones tomadas y todo, coincidió una semana de lluvias imparables que, si bien son mano de santo para el campo (y bienvenidas sean), nos fastidiaron el viaje.
Así pues, cuando el pasado fin de semana dispusimos todo para el viaje, miramos al cielo con algo de miedo, pero ciertamente la meteorología favorable acompañó todo el tiempo, y pudimos pasar un fin de semana magnífico del que, cómo no, quiero dar aquí cumplida cuenta. Seré breve. Prometido.
Lo primero, cómo no, fue el viaje de ida. Salimos temprano de Málaga, y prácticamente hicimos todo el recorrido con breves paradas pero sin dilatar la llegada, ya que nos esperaban unos amigos para almorzar. Así que, tras pasar Sevilla y adentrarnos en la zona norte de la provincia, entre alcornocales (Quercus suber) y encinares (Quercus rotundifolia), comenzamos a sentirnos libres y a despojarnos del lastre de la monotonía. Quedé encantado cuando, tras pasar esas magníficas dehesas llegamos a Extremadura, y a extensas estepas cerealistas donde campaban a sus anchas hermosísimos cernícalos (Falco tinnunculus) y milanos reales (Milvus milvus) como el de la fotografía.
Por supuesto, durante el viaje no faltaron bandadas de buitres leonados (Gyps fulvus) surcando el cielo en amplias espirales, aprovechando las térmicas en su continua búsqueda de restos animales y, claro está, la que sin duda es la viva imagen de Extremadura (como demuestra su distribución propia de Linux, LinEx), la cigüeña blanca (Ciconia ciconia). Es asombroso ver hasta qué punto se encuentran extendidas en toda la comunidad, anidando en cualquier lugar que suponga para ellas una atalaya en la que criar, con la mayor tranquilidad, su prole.
Como puede observarse en las fotografías, los nidos de cigüeña no faltaban en ninguna de las torretas que se muestran. Un mayor acercamiento nos permite ver la pareja, descansando en el nido, y cómo vinculado al mismo encontramos gran cantidad de avecillas (gorriones comunes -Passer domesticus-, en la imagen), que anidan y viven en una relación de buena vecindad con aquellas.
Aquí vemos una de las cigüeñas en pleno vuelo, justo cuando estaba saliendo del nido en dirección al Guadiana.
Por último, llegamos a Mérida, donde nos esperaba un fin de semana repleto de acontecimientos. Pero eso quedará para una futura entrada del blog.