Ahora puede encontrar los últimos contenidos de Andanzas de un trotalomas en nuestra nueva dirección: http://trotalomas.wordpress.com

Buenas noticias

En pocas palabras: se han recuperado las entradas originales del blog. Afortunadamente han podido restaurar la anterior base de datos del servidor original. Eso sí, han sobrescrito los datos de la nueva (afortunadamente, ya prevenido ante la forma de actuar, había hecho una copia de seguridad tras cada post añadido en estos días) . Bueno, parece que todo vuelve a la normalidad. Así pues, seguimos aquí.



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We have restored your database from the old database server
at the point in time that it was decommissioned.

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Los restos del naufragio


Transcurre una semana desde la última entrada viva del blog. Seis entradas perdidas, algunas de ellas traídas desde lo más profundo y perdidas por siempre otras, las más banales, podrán ser recuperadas. Un cambio en el servidor de bases de datos del hosting usado para dar soporte a este blog ha provocado la pérdida de esta valiosa (para mí al menos lo era) información. Aun cuando he escrito al proveedor de hosting para ver si mantuvieron copia de las bases de datos alojadas en los antiguos servidores, antes de que hicieran el cambio, prefiero no albergar esperanzas vanas.


Entre los restos podemos encontrar la ilusión tras la instalación del XNA, un comentario sobre el Prince of Persia y el God of War, la canción Camino Soria, una sonrisa por mi querido Lupi, la lectura (acabada ya, pero no entonces, cuando lo escribí, de Historia del Rey Transparente), y una reflexión sobre el devenir de los tiempos, que fue el que más me dolió perder.


Ayer habría quemado las naves por completo. Hoy, cual Robinsón, empiezo a recoger los maderos hinchados, los restos de cuerda. Haremos con ellos una balsa, sin dar todo por perdido.




Los restos del naufragio quedaron esparcidos o desaparecidos o rotos,
nos queda el presente que ya es suficiente y no nos debe faltar,
nos queda la suerte que si se balancea un poco, nos puede tocar.
Nos queda Oaxaca, Peyote, San Pedro y amigos
que no nos quieren cambiar.
Nos quedan canciones que llenen los corazones
y sobre todo la de los demás.
Nos queda el mar y un buen pescado que comer a tu lado
y eso solo será si vuelves, claro!.
Los restos del naufragio quedaron esparcidos o desaparecidos o rotos.


Nos queda Leonard Cohen, Tom Waits y Nike Cave,
Jaime Santiago el Loco y Andres
Charly, Fito, Espineta, Erica Andrea y como no, esa mi Julieta.
Nos queda Vennarech, Marrakech, Cadiz, Buenos Aires
y Santo Domingo si nos dejan volver.
Las señoritas que aun no conocemos, nos queda la plaza
cuando la gente se vaya.
Nos queda el mar y un buen pescado que comer a tu lado
y eso solo será si vuelves, claro!.
Los restos del naufragio quedaron esparcidos o desaparecidos o rotos.

(Enrique Bunbury, Los restos del naufragio)

Encrucijadas

Anoche mi sueño navegó sobre el Holandés Errante, surcando la erizada superficie de un mar embravecido. El canto de las sirenas atronaba en mis oído, ensordeciéndome como si me encontrase frente al hundimiento de Ávalon. Y es que, ¿habrá pasado por siempre el tiempo del ideal de caballería? ¿Dónde quedan el Todos para uno, y uno para todos, el Est Sularis Oth Mithas, la batalla singular de la pluma y la espada en la que la primera se eregiría como única y segura vencedora? ¿Nada pueden contra el Veni, vidi, vici del Imperio?


Parece ser una constante en los últimos años que los dictadores mueran en su cama. Hoy, las dictaduras toman otros derroteros, menos políticos, más comerciales. Yo caeré, sí, pero volveré a estar en pie, aunque el suelo se hunda bajo mis pies y ni la esperanza quede para aferrarse a ella. Podremos perder la vida, mas no nos robaran la libertad.


En ocasiones, así nos podría parecer. Así lo podríamos padecer. Lo que nos pareció inmutable se torna en cenagosas aguas movedizas, y la continua batalla desgasta y embota el filo de nuestra espada.


La batalla del Abismo ha sido ganada, y queda el más duro enfrentamiento, del que posiblemente no regresemos con vida. Pero Frodo mantiene el Anillo en lugar seguro, más cerca que nunca del Enemigo, éste, ahora, más débil que nunca, y si con nuestra vida podemos brindarle alguna esperanza, la daremos por bien entregada.




Es tal el vacío
Insostenible
La letal desidia que amenaza
Siento por momentos
la ausencia de ti.


[Est.:]
Carente de todo
Disidente de nada
Muero por impulsos
de agonizante grillete


Aprisionado por injustas manos
Miro mil puertas
Están abiertas a la oscuridad
Están abiertas a la oscuridad


Méceme con el impulso
de tu risa
y arranca mi máscara de tragedia
Que ventee el huracán mis telarañas


[Est.]

Miro mil puertas
Están abiertas a la oscuridad
Están abiertas a la oscuridad


(Héroes del Silencio, El mar no cesa)

Lupi

Bueno, hace unos días hablaba de la excelente obra de teatro El guía del Hermitage, interpretada en su papel principal por un magnífico Federico Luppi. Hoy no vuelvo a hablar del actor argentino, sino que me quedo más cerca rindiendo un merecido homenaje a mi gato (uno de ellos), el excelentísimo Sr. Lupo Chigliak, el de la foto, sí señor.




La historia de Lupi es demasiado larga para narrarla aquí, por un lado porque ya la mantiene actualizada en su fotolog particular (el gato más cibernético del mundo mundial), y además porque el que hoy y en este momento escriba sobre él se debe a la repetida insistencia que está demostrando en que deje de hacerlo. Sí señor. El gato. Estaba en el salón hace un momento, y he venido a actualizar el blog de La Dehesilla News . Lupi, como hace cada tarde cuando vengo del trabajo, se ha subido sobre mí y ha estado recibiendo cariño cual agujero negro amoroso. Pero, hete aquí que cuando he venido, me lo traigo, lo pongo sobre mis rodillas y me dispongo a actualizar la bitácora. En estas que se baja, y empieza a maullar con su peculiar voz ¿Tendrá hambre? No. ¿Será que tiene frío? Tampoco. Rocío, que le conoce bien, me ha comentado: quiere que vuelvas al salón con él. Y sí señor, me vuelvo para allá, y entonces sí, se sube sobre mí nuevamente a recibir amor. Un personaje, sin duda.


P.S.: Aprovechando un descuido, he terminado de actualizar el blog e incluir esta entrada aquí. Pero voy a volver, antes de que se dé cuenta de mi ausencia y vuelva a enfadarse ;)


P.P.S.: Acaba de asomarse a la puerta de la habitación. Me ha cazado. ¡Adiós!

Prince of Persia

Esta entrada ha sido movida al blog de Lobosoft. Puede consultarse en el siguiente enlace .


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Llevo unos días jugando al God of War en la PS2 y, he de confesarlo, estoy enganchado. La verdad es que el juego merece un sobresaliente en todos sus aspectos, aunque ya tiene sobre sus espaldas tres añitos. La historia se centra en Kratos, el general espartano que, cegado por su ambición y afán de conquista, vende su alma a Ares a cambio de la gloria y la victoria. A partir de entonces, armado con las Espadas del Caos -dos espadas de fuego atadas mediante cadenas a sus brazos-, Kratos emprende una lucha sin cuartel, devastando todo a su paso.


God of War


La verdad es que el juego se presta a la comparación con la archiconocida saga del Prince of Persia , en particular a sus, hasta ahora, tres últimos títulos: The Sands of Time , Warrior Within y The Two Thrones . Para un fan acérrimo del juego como yo desde sus primeros tiempos, sin duda gana este último, no por nada, sino porque su desarrollo está basado más en la resolución de pequeños puzzles y en la habilidad que en la masacre propia de Kratos. En cualquier caso, tal vez por nostálgico, me quedo con aquellos primeros tiempos, hace ya 20 años, en los que aunque seguía jugando con mi querido Spectrum, un compañero de instituto ya poseía un velocísimo (en aquel entonces) XT-8086 con monitor en fósforo verde. En aquel ordenador descubrí al Príncipe, que corría con su fluido movimiento nunca visto hasta entonces en un juego de ordenador, dejando una leve estela de color verde tras de sí debido al pobre refresco del monitor. Allí llegamos hasta el sexto nivel, y mi amigo, haciendo alarde de su escasa paciencia, borró el juego. Cuando, años después, volví a conseguirlo, lo jugué hasta la saciedad en mi flamante 386 a 25MHz, pasándolo una y otra vez hasta lograr mi record de pasarlo, del tirón, en 21'51". Niveles en dificultad creciente, pequeños enigmas a resolver, enemigos diestros con la espada, y osados equilibrios al pie del abismo nos esperaban.


POP1


Tiempo después vino el Prince of Persia 2 , The Shadow and the Flame , bastante más flojo que el original. Prince of Persia 3D , que pasó sin pena ni gloria, dejó entrever lo que sería el mundo de las 3D aplicado al clásico. En todo este tiempo, surgieron juegos basados en él. Los inolvidables Another World y su secuela, Flashback , nos dieron a un "príncipe" futurista. Y Tomb Raider armó a una peligrosa Lara Croft capaz de tantas piruetas como nuestro Príncipe, ahora sí, en unas optimizadas tres dimensiones.


Pasó el tiempo, y Jordan Mechner, el autor del clásico, volvió a resucitar al mito en la trilogía publicada por Ubisoft, volviendo a mostrar todo el esplendor de Oriente, en una serie de juegos que no desmerecieron el desconocido nombre del verdadero Principe de Persia.


¿Y después? Nos quedan diversas secuelas en varias plataformas (PSP, DS, Wii, XBox Live...) , los editores de niveles para el primer juego de la saga (y el famoso 4DPrince , de endiablada dificultad). Ah, y por supuesto, el increíble Assassin's Creed , que promete convertirse en otro clásico. También está presente la temible posibilidad de una película, dentro de un par de años. Temible por cuanto las versiones del séptimo arte respecto a los videojuegos, salvo honrosas excepciones, suelen ser bastante pobres. Y apasionante, si es capaz de captar la magia de nuestro héroe.


AC


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Camino Soria


Todo el mundo sabe que es difícil encontrar
en la vida un lugar
donde el tiempo pasa cadencioso y sin pensar
y el dolor es fugaz.
A la ribera del Duero
existe una ciudad
si no sabes el sendero
escucha esto:


Lentamente caen las hojas secas al pasar
y el Cierzo empieza a hablar.
En una tibia mañana el sol asoma ya
no llega a calentar.
Cuando divises el monte de las Ánimas
no lo mires, sobreponte
y sigue el caminar.


Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán
y por los dos sabrás
que el olvido del amor se cura en soledad,
se cura en soledad.
A la ribera del Duero
existe una ciudad.
A la ribera del Duero
mi amor te espero.


Voy camino Soria,
¿tú hacia dónde vas?
Allí me encuentro en la gloria
que no sentí jamás.


Voy camino Soria
quiero descansar
borrando de mi memoria
traiciones y demás,
borrando de mi memoria
camino Soria.


A la ribera del Duero
existe una ciudad.
A la ribera del Duero
mi amor te espero.


Voy camino Soria,
¿tú hacia dónde vas?
Allí me encuentro en la gloria
que no sentí jamás.


Voy camino Soria
quiero descansar
borrando de mi memoria
traiciones y demás,
borrando de mi memoria
pasiones y demás.


Todo el mundo sabe que es difícil encontrar
lentamente caen las hojas secas al pasar,
Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán,
que el olvido del amor se cura en soledad.


Camino Soria, camino Soria cami-camino Soria, camino-camino-camino Soria,
camino Soria (Soria Soria)


(Gabinete Caligari, Camino Soria)

Historia del Rey Transparente




La verdad es que tenía ganas de leer Historia del Rey Transparente, de Rosa Montero, desde hacía bastante tiempo, así que, tras tener la edición de Círculo aparcada en casa durante más de un año, me lo traje para Málaga a ver si le hincaba el diente. Llevo unos días con él, avanzando en el escaso tiempo que puedo dedicarle, y la verdad es que hasta el momento me está gustando bastante. Me recuerda, eso sí, a su novela Temblor, que me encantó en su día, y que permanece en mi memoria por diversos motivos, no sólo el literario. Temblor es, como Historia del Rey Transparente, una novela de iniciacion, en el que la niña transmuta su cuerpo al de mujer, viviendo (¿sufriendo?) aciagas desventuras. Pero volvamos al Rey Transparente


La novela narra la historia de Leola, una campesina que, para salvar la vida, roba la armadura a un caballero muerto en batalla y, desde ese momento, permanece encerrada en ese cuerpo de metal, transfigurada en hombre. La historia está escrita con una prosa elegante y atrapa desde un comienzo, ambientada en un periodo histórico bastante convulso, presentando los enfrentamientos religiosos entre diversas órdenes, y los viajes de los Cruzados a Tierra Santa.


La figura de Leola presenta reminiscencias de figuras históricas, como la de Juana de Arco, por ejemplo, o de ficción, como Orlando. El caso es que, aunque aún no he terminado su lectura, sí que me ha hecho reflexionar bastante sobre el papel y la figura de la mujer en una época tan convulsa como la de la Baja Edad Media. Podría parecer que, entonces, la mujer tendría un escaso papel en su sociedad, pero es bien cierto que, como apunta la novela, fue una época en la que la mujer tomó una gran relevancia, casi un mano a mano con otros grandes ideales caballerescos, como pudieran ser la religión o el honor.


Así, investigando un poco en Internet, me he encontrado con un breve ensayo en inglés en torno al rol adoptado por las mujeres en la ficción histórica anglosajona, bastante interesante, y con referencias a otra famosa fémina cuya historia, posiblemente con un alto componente de leyenda, dibujó con hermoso trazo John Collier, me estoy refiriendo a Lady Godiva, esposa de Leofric, que se opuso a la implacable dureza de su marido cuando éste aumentó los impuestos al vasallaje, cabalgando desnuda por el mercado de Coventry, cubierta únicamente por su larga cabellera.


Por último, dejo los enlaces a los documentos de que hablaba más arriba, y marcho presto a retomar la lectura.




Sayonara Baby


Se fue, se fue, el perfume de sus cabellos,
Se fue, el murmullo de sus silencios,
Se fue, su sonrisa de fábula,
Se fue, la dulce miel que probé en sus labios.
Se fue, me quedó sólo su veneno,
Se fue, y mi amor se cubrió de hielo,
Se fue, y la vida con él se me fue,
Se fue, y desde entonces ya sólo tengo lágrimas...

Llegó el día, y más de uno (y de una, seamos política y sintácticamente correctos) habrá montado una fiesta en su casa. Pero cuidado, aunque el amigo Billy Puertas se marche, deja las ventanas abiertas. Windows sigue ahí, más a la Vista que nunca. ¿Deberíamos retornar al aciago pero hermoso mundo de los 8 bits? En el Blog Tecnológico de Lobosoft (www.lobosoft.es ) a buen seguro encontramos la respuesta.

¡A jugar!


Como hablaba el otro día desde Lobosoft , ya he instalado hoy el XNA Game Studio 2.0 (después de alguna que otra pelea extraña con el instalador del Service Pack 1 para VisualStudio 2005. En fin, ahora toca lo mejor: programar con él y, sobre todo, ¡el beta testing !

The Dark Heart of Uukrul

Esta entrada ha sido movida al blog de Lobosoft. Puede consultarse en el siguiente enlace .


Dice la canción que "al lugar en que has sido feliz no debieras tratar de volver", y si bien es cierto que en Eriosthe no fuimos precisamente bienvenidos, tampoco se puede afirmar que lo pasáramos del todo mal en la ciudadela de la montaña. Todo ocurrió catorce o quince inviernos atrás, cuando en la Saga Realidad los estudios suponían la mayor de las preocupaciones, dominábamos el inglés a duras penas -hecho que, desgraciadamente, sigue ocurriendo a día de hoy-, y tras saltar del querido 8 bits (un Spectrum, en mi caso) al mundo "pecero", compartíamos, mes a mes, el descanso de los Maníacos del Calabozo en compañía del entrañable Ferhergón.


Fue entonces cuando compré mi primer juego para PC. Un juego de rol, como no podía ser menos, que me costó la friolera de 5000 pesetas de la época, el equivalente a unos meses ahorrando, ya que venía a ser unas diez veces más caro que los juegos que hasta entonces había adquirido para mi añorado Spectrum. Pero, si estimamos las horas de diversión que me reportó el juego, la práctica del idioma de Tolkien (descubierto unos años atrás también), y la primera sensación de adicción total a un juego, la verdad es que salió hasta barato.


La historia era simple: un grupo de aguerridos aventureros (un bárbaro, un mago, un clérigo y un paladín), debía aventurarse en la ciudad de Eriosthe, tenebrosa desde que el sabio Uukrul la había corrompido bajo su poder, indestructible con su corazón oculto tras seis candados, que sólo podrían abrirse mediante los ocho corazones helados, custodiados por los esbirros de Uukrul, en busca de Mara, cuyo equipo nos precedió en esta gesta y, todo lo indicaba así, fracasó en su objetivo.


El sistema de generación de personajes era bastante original, obviando las actuales tiradas de dados de los JDR (Juegos de Rol; en inglés RPG, por Role Playing Games) por una serie de preguntas del tipo "¿qué harías si...?", que conformaban la personalidad de cada uno de los integrantes de nuestro equipo. Una vez formado el equipo, permanecía unido e inmutable durante todo el juego, a diferencia de los juegos actuales.












Gráficamente, el juego era bastante pobre, incluso para los cánones y posibilidades de la época. Y en cuanto al sonido, mejor ni hablar. Ni un triste "bip" del altavoz interno de nuestro ordenador taladraba nuestros oídos, lo que, habida cuenta el daño que hizo en los juegos de su época, hasta la llegada de las primeras tarjetas de sonido (aquellas AdLib y, posteriormente, las deseadas SoundBlaster), tampoco es que se echase demasiado de menos. Todo él transcurre en las cavernas de Eriosthe, presentando una visión en primera persona, con movimiento por pasos. En la lucha, un deslucido gráfico nos mostraba al enemigo, y pasábamos a una vista superior, desde la cual dábamos las órdenes para abatir al enemigo, siempre moviendo y atacando por turnos. Los hechizos se tecleaban directamente, y conforme avanzábamos en el juego, al departir con los compañeros de gesta (ahora sí, en la vida real), narrábamos orgullosos nuestras victorias: "Ya puedo lanzar el hechizo MUZAQ" o "He quebrantado el Crucigrama del Dragón". Pues los jeroglíficos y enigmas de este juego no han sido superados por ningún otro. En The Dark Heart of Uukrul no debíamos ir subiendo meramente de nivel, para pasar por donde está la hidra de nivel 10 y poder seguir avanzando, no. Debíamos rompernos la sesera, en inglés además, para dar solución a enigmas como el del Dragón custodio de uno de los corazones, o el de los faros, llegados al final de Eriosthe.


Como una mera curiosidad, The Dark Heart of Uukrul da nombre a una canción de la banda black metal de origen ruso Rakoth , aparece incluida en su disco Planeshift y narra la historia de Uukrul, de su alzamiento y caída.


Después llegaron muchos otros juegos de rol: los Eye of the Beholder , Lands of Lore , The Lord of the Rings , Might and Magic , Bloodwych , Shadowlands , Ultima (¡oh, excelso Ultima VII, The Black Gate !), Baldur's Gate o Neverwinter Nights , pero, salvo honrosas excepciones, ninguno hizo sombra a Uukrul y su ciudadela. De los que lo hicieron, de los que lo hagan, llegarán ecos lejanos que hablen de ellos y de su historia.


(Publicado en Malvicio )

El fin de todos los caminos

"Muchos de los que viven merecen morir, y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos."
J.R.R. Tolkien.

(Gandalf a Frodo en La Comunidad del Anillo. Una gran verdad y... ¿una afirmación premonitoria?)

La Puerta de los Cordeleros

"Después dijeron que aquel hombre había venido desde el norte por la Puerta de los Cordeleros. Entró a pie, llevando de las riendas a su caballo. Era por la tarde y los tenderetes de los cordeleros y de los talabarteros estaban ya cerrados y la callejuela se encontraba vacía. La tarde era calurosa pero aquel hombre traía un capote negro sobre los hombros. Llamaba la atención."



Geralt de Rivia, el personaje creado por el autor polaco Andrej Sapkowski, ha venido a revolucionar la concepción popular existente en torno a la literatura fantástica. Aunque el personaje nació hace más de dos décadas, no ha sido hasta hace poco más de un lustro que el brujo albino campa a sus anchas por nuestro país, de la mano de la editorial Bibliópolis, que tanto está haciendo por renovar la que parecía cansada voz de la fantasía, recogiendo el testigo de la que hasta entonces fuera la editorial de referencia en este género, Minotauro (de Timun Mas, salvo alguna que otra honrosa publicación, mejor ni hablamos). En mi caso descubrí al brujo en la edición que Círculo de Lectores dedicó a sus dos primeros libros de cuentos (El último deseo y La espada del destino). El resto lo seguí en Bibliópolis, una serie de cinco libros -del que falta por publicar el último, que cierra las aventuras de Geralt- que constituyen una única novela.



La prosa de Sapkowski ha venido a traer a las letras polacas la voz de la calle, plasmada singularmente en sus continuos, chispeantes y divertidos diálogos. Claro está, con la traducción este matiz se pierde, pero no deja de permitir entrever la genialidad de los mismos. Desde que comenzó a ser reconocido por la crítica y sus lectores a crecer como la espuma, la obra más famosa de Sapkowski ha inspirado una película, una serie de televisión (no muy buenas, por cierto), un juego de rol y el reciente videojuego The Witcher.


El mundo en el que Geralt, de profesión matador de monstruos (el brujo o, en polaco, wièdzmin, un neologismo acuñado por el propio Sapkowski y que ha pasado al habla común, ya que antes de su obra sólo existía en polaco la palabra bruja, en femenino), se desenvuelve, está plagado de referencias a la mitología polaca en particular, y eslava en general. Tomando elementos del western, la novela negra, la fantástica y el mundo real, Sapkowski realiza una labor de introspección que le lleva a desensamblar los añejos cuentos de hadas y referencias populares, para hacerlas más reales y temibles, en un ejercicio de reconstrucción posmodernista. Así, para matar a un dragón, ¿quién llamaría al tonto del tercer hijo de un viejo labrador? Llamaría a un matador profesional de dragones. Caperucita no es tan inocente, ni el lobo tan malo, y en la ciudad, la mayor preocupación para el tabernero son los impuestos que deberá pagar a final de mes.


En este entramado social y político, Geralt sitúa a un brujo, a un mutante matador de monstruos. Geralt, inhumano para todos, posee el corazón más humano de cuantos le rodean. Y sus decisiones no son siempre las mejores ni, obvia decirlo, acertadas. Pero son las suyas, y las toma como lo haríamos cualquiera de nosotros. Tolkien, el maestro moderno de la fantasía épica, fue un creador de mitos, llevando a cabo la labor de la Historia de todo un pueblo. Sapkowski, en cambio, recrea a seres humanos, como nosotros, desdeñando las frases grandilocuentes para acercarnos a una fantasía tan real como necesaria.


Geralt no estará sólo en su viaje. Le acompañan valiosos amigos. ¿Vienes?


Referencias:



Artículo del traductor, José María Faraldo, sobre la serie.
Foro español sobre el autor y la saga de Geralt de Rivia.
Web oficial del autor, en polaco.


El guía del Hermitage


Anoche estuve en el teatro nuevamente, tras varios años de imperdonable ausencia, y salí de allí tremendamente conmovido. No era sólo por mi regreso a una de las más excelsas artes, sino por ver en la escena una obra sobrecogedora sobre el poder de lo sueños, interpretada además, en su papel principal, por el gran Federico Luppi, que tras once años lejos de los escenarios (y dedicado a filmes tan apasionantes como El último tren, Lugares comunes, El hijo de la novia, El laberinto del Fauno, o Caballos salvajes, por dar sólo unos pocos ejemplos). La soberbia interpretación del maestro argentino da vida a Pavel Filipovich, un guía del Hermitage que siguió ofreciendo visitas guiadas durante el asedio a la ciudad de Leningrado por parte de los ejércitos de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, y que se prologó durante 900 días. Le acompañan su amigo Igor (un genial Manu Callau, desconocido hasta entonces para mí, y al que no habrá que perder de vista) y Sonia, su mujer (interpretada por Ana Labordeta).


Obra basada pues en hechos reales, del autor peruano Herbert Morote, que nos lleva a descubrir a un verdadero héroe capaz de rescatar del mundo de los sueños los cuadros del Hermitage -que habían sido puestos a buen recaudo en los montes Urales ante el temor de que cayesen en manos enemigas-, e ilusionar a sus compatriotas con vívidas imágenes de los mismos, traídas de su imaginación, hasta el punto de hacerles ver las obras ante sí. Viejo y cansado, Pavel no deja que el abatimiento del encierro, de haber perdido todo cuanto amaba le hunda en la miseria de la guerra. Convence a Igor y a Sonia de la importancia de no dejar morir los sueños, de hacerlos más reales que la torva realidad que les ha tocado sufrir, y de su esperanza nace una vida nueva.


Tortura animal


Hace unos días descubría un grupo que, además de pasarlo bien, no dejan títere con cabeza con sus canciones llenas de crítica e ironía. Son El Reno Renardo, y aquí dejo una de sus canciones (la más gore de todas ellas pero, a un tiempo, una de las más sinceras y con las que más comulgo):



Vistes un traje de luces
Arcadas lo que me produces
Ruín, cobarde y farlopero
Te escondes tras el burladero


Purito y Brandy Soberano
Pa echar la tarde de verano
Sádicos y malnacidos
Jalean desde los tendidos


Menudo pase de muleta
Que manejo del capote
Haces otra pirueta
Y un cuerno arranca tu cipote


Quiero verte atravesado
Empitonado y desangrado
En tu fiesta nacional
Ver tus tripas en bandeja
Cortarte el rabo y la oreja
En tu fiesta irracional


8 metros de intestino
Saliendo cual palomino
Por el esfinter anal
Esto es más que un arañazo
Higado pancreas y bazo
Estás abierto en canal


Quiero ver tu craneo abierto
Y aprovechar el momento
Pa jiñar en su interior
Todas esas banderillas
Clavalas a tu familia
Cual brocheta de jamón.


En la página de la Agrupación de Voluntariado Ambiental de Santa Fe, AUCA, se puede encontrar un artículo que escribí hace tiempo sobre este tema.

Metal: A Headbanger's Journey

El otro dí­a descubrí y anoche pude ver por fin un documental sobre la cultura del Heavy Metal en particular, y sobre la música Metal en general. Aunque llevo años sin hacer ningún programa de radio, ni sobre música, ni sobre medio ambiente, en ocasiones echo de menos aquellos tiempos en Bajo Cuerda o en La Hormiga Metalika en los que, haciendo un poco el cafre, intentábamos hacer llegar a través de las ondas nuestra "religión del metal". Coincido plenamente con el documental en que las manifestaciones de los integrantes de esta tribu urbana -como se nos ha dado en llamar- respecto a la música son de lo más variopintas, pero sin duda tienen especial interés en cuanto al movimiento fuera de las lí­neas habituales de distribución y manifestación más puramente comerciales. En cualquier caso, esta entrada al blog no va a ser una disertación sobre el documental. Como dice Sam Dunn, su autor, antropólogo y heavy: "Cuando escuchas heavy, o sientes que algo estalla en tu interior que hace desbordar tu emoción y ponerte la piel de gallina, o no. Si no ocurre, no pasa nada. A juzgar por las 40.000 personas que me rodean (se encuentra en ese momento en el festival de Wacken, en Alemania), estamos muy bien sin ti".


Eso sí­, no me resisto a dejar un enlace a la genealogí­a del metal, pues es sencillamente genial.


Y ahora, sin más, un clásico. Poison, de Alice Cooper, en versión original y en la realizada recientemente por Tarja Turunen, la que fuera vocalista de la banda Nightwish. ¡A disfrutar!.


Stay metal! Stay wild!!


watch?v=MklvJCbajt4


watch?v=juuzS51lPB4&feature=related


Burning

- Oye, que esto tiene que estar listo para ya.
- ¿Pero para ya, ya?
- Para ya de anteayer.
- Pero si yo he llegado HOY
- Ya.
- ¿Ya qué?
- Pues eso, que ya. Pero tiene que estar.
- Ah, qué bien.



[...]
el día o la noche en que por fin lleguemos
habrá sin duda que quemar las naves
así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver

es bueno que se sepa desde ahora
que no habrá posibilidad de remar nocturnamente
hasta otra orilla que no sea la nuestra
ya que será abolida para siempre
la libertad de preferir lo injusto
y en ese solo aspecto
seremos más sectarios que dios padre
[...]

(Mario Benedetti, Quemar las naves)

Maus

Maus, de Art Spiegelman, es una historia que llevaba tiempo deseando leer. Conseguí el libro recientemente, gracias a un grato regalo, aún más por inesperado; y ciertamente la historia que narración me ha encantado. Trata la historia del padre del autor, Vladek Spiegelman, un judío que sobrevivió al holocausto nazi, y la relación existente entre ambos, muy marcada por el propio pasado del progenitor, que si bien salió con vida de aquella pesadilla, lo hizo marcado por siempre por el sufrimiento que allí padeció. Hablamos, por tanto, de dos historias; la narrada por Vladek a su hijo, gracias a la cual éste puede vislumbrar la vida que llevaron sus padres durante la guerra, y la compleja relación de amor-odio que se profesan padre e hijo. Historias que se interrumpen, que se entrelazan la una con la otra, haciéndonos partícipes de las mismas, cómplices de los pequeños ratones que nos emocionan y hacen reír a un tiempo.


Porque de ratones estamos hablando. Con una clara intención de reflejar en su novela gráfica el papel que desempeñaron en la guerra los alemanes, polacos, judíos, americanos, Spiegelman representa mediante animales el rol de cada grupo. Así, y en el orden anteriormente usado, nos encontramos con gatos, cerdos, ratones y perros, trazados mediante un dibujo intencionadamente tosco pero tremendamente expresivo, que si bien inicialmente puede volvernos reticentes ante el mismo, termina por convencernos de que es el más adecuado para transmitir los recuerdos del autor. Spiegelman sólo se permite un momento de flaqueza, desbordando toda la emoción contenida, en Prisioneros en el planeta infierno. Un caso clínico, un cómic dentro del cómic que, en su recurrencia, haría las delicias del mismísimo Borges, y que resulta realmente aterrador.


Una obra imprescindible.

Te he dicho que no mires atrás...


... aunque haya veces que no nos quede más remedio. Es más, es posible incluso que no deseemos dejar de hacerlo. Es, al menos, lo que me ocurre con Héroes del Silencio, el grupo que, sin lugar a dudas, más me ha influenciado. El pasado año, 2007, me regaló el mejor cumpleaños posible: llegar a los treinta y dos a la salida de un concierto de Héroes, el de su reencuentro tras once largos años de separación, en una ubicación incomparable (Zaragoza, ciudad inmortal), día del Pilar. Debido a lo indescriptible que fue todo lo que allí pude sentir, la gente a la que pude extrañar, aquellos de los que sí pude y podré disfrutar, es imposible transmitirlo en estas líneas.


Fue, eso sí, un descubrimiento continuo, una aventura, un viaje a una ciudad desconocida pero, al mismo tiempo, en la que pude sentirme como en casa, con la pequeña Berli dando todo de sí en los más de 1900 quilómetros recorridos, atravesando la bellísima soledad de Soria, visitando a grandes amigos...


Ahora nos queda el recuerdo, el mirar atrás pero además, siempre, hacia delante. Y disfrutar de este genial DVD con el concierto que dio la banda en tierras aztecas, tan queridas para ellos como para nosotros.

Maus

Maus, de Art Spiegelman, es una historia que llevaba tiempo deseando leer. Conseguí el libro recientemente, gracias a un grato regalo, aún más por inesperado; y ciertamente la historia que narración me ha encantado. Trata la historia del padre del autor, Vladek Spiegelman, un judío que sobrevivió al holocausto nazi, y la relación existente entre ambos, muy marcada por el propio pasado del progenitor, que si bien salió con vida de aquella pesadilla, lo hizo marcado por siempre por el sufrimiento que allí padeció. Hablamos, por tanto, de dos historias; la narrada por Vladek a su hijo, gracias a la cual éste puede vislumbrar la vida que llevaron sus padres durante la guerra, y la compleja relación de amor-odio que se profesan padre e hijo. Historias que se interrumpen, que se entrelazan la una con la otra, haciéndonos partícipes de las mismas, cómplices de los pequeños ratones que nos emocionan y hacen reír a un tiempo.


Porque de ratones estamos hablando. Con una clara intención de reflejar en su novela gráfica el papel que desempeñaron en la guerra los alemanes, polacos, judíos, americanos, Spiegelman representa mediante animales el rol de cada grupo. Así, y en el orden anteriormente usado, nos encontramos con gatos, cerdos, ratones y perros, trazados mediante un dibujo intencionadamente tosco pero tremendamente expresivo, que si bien inicialmente puede volvernos reticentes ante el mismo, termina por convencernos de que es el más adecuado para transmitir los recuerdos del autor. Spiegelman sólo se permite un momento de flaqueza, desbordando toda la emoción contenida, en Prisioneros en el planeta infierno. Un caso clínico, un cómic dentro del cómic que, en su recurrencia, haría las delicias del mismísimo Borges, y que resulta realmente aterrador.


Una obra imprescindible.

Go


No, no se trata de un verbo en inglés, "to go", sino de un juego que tiene su origen en las nieblas de la China milenaria. Son varios años deseando aprender sus sencillas reglas que, desplegadas sobre el tablero, dan lugar a (casi) infinitas combinaciones, y a una guerra por el territorio que no tiene tregua. Se ha dicho de este juego, que si bien el ajedrez es la representación fiel de una batalla, el Go representa la más encarnizada de las guerras. Hay tantos juegos de Go como jugadores, pues ya antaño se usaba para disciplinar a los alumnos, y observar su personalidad. Además, en el Go, no siempre es mejor el ataque, y estrategias conservadores pueden dar mejores resultados, y una victoria clara.


Como informático, además, me ha interesado que, al contrario que en el ajedrez, donde existen juegos de ordenador que funcionan francamente bien, siéndo capaces de poner en un brete a jugadores experimentados, e incluso a campeones mundiales (que le pregunten a Kasparov sobre Deep Blue), en el Go no existe ningún programa que sea capaz de ser oponente para un buen jugador, ya que la fuerza bruta, o el análisis en profundidad de nodos de juego crece exponencialmente por las posibilidades del propio juego. Justo al contrario, también, de lo que ocurre con el Reversi, u Othello, del que ya hablé hace unos días.


En fin, éste ha sido mi regalo de Reyes: un tablero de Go, con sus fichitas y las ganas de aprender a jugarlo realmente bien. Ahora, a rascar un poco y sacar tiempo para hacerlo.

Anastatica hierochuntica


Perteneciente a la familia de las Brasicáceas, la comúnmente llamada Rosa de Jericó es una peculiar planta, prima de la col, la coliflor, el repollo o el brócoli, que cuenta entre sus peculiaridades con la capacidad de desecarse durante largos periodos de tiempo (incluso años), para recobrar todo su esplendor en cuanto detecta la presencia de agua. Esta singular adaptación al medio en que vive -desierto de Arabia y orillas del Mar Rojo-, así como su extraordinaria longevidad, que puede superar el centenar de años, la llegaron a convertir en un talismán maravilloso, símbolo del renacer (cual ave fénix que tornase en vida cubierto por una película de cobre) y de la buena suerte, y ayuda para los chamanes a la hora de vislumbrar cómo se iba a portar el tiempo en un futuro cercano.


La verdad es que la hierbecita de marras se las trae, siendo una superviviente nata, aunque es una muestra más de cómo los organismos se adaptan hasta las más duras condiciones, gracias a una evolución que se prolonga durante miles y millones de años. Más lentamente de lo que, hoy día, provocamos cambios en la naturaleza con nuestra inconsciencia. Que la Rosa de Jericó -regalo de la madre de Lycis, con el que ha triunfado, todo hay que decirlo-, sea pues símbolo de renacer y esperanza (que cada vez va quedando menos) para nuestro futuro sobre esta Tierra que tanto nos ha dado, y tan poco le supimos agradecer.

Lector in fabula


Nuevamente una entrada de felicitación para otro de los grandes de las letras mundiales. Hoy cumple años (76) el piamontino Umberto Eco, semiólogo, crítico literario, investigador de masas y autor de una de las novelas más afamadas de las dos últimas décadas, El nombre de la Rosa. Más allá de un best-seller o de una novela policíaca o histórica, laberinto borgiano incluido, El nombre de la Rosa supuso el descubrimiento, para mí y para miles de personas, de un autor poco prolífico (en cuanto a la novela se refiere, aunque no así respecto a ensayos y otras obras sesudas), pero interesantísimo sin duda. No he dejado de leer ninguna de sus novelas (y muchos de sus ensayos, con mayor o menor fortuna), y todas ellas me encantaron.


Sin duda, Il nome della Rosa es la más maravillosa de ellas, magnífica de principio a fin, pero su enorme éxito popular provocó que Eco, en El péndulo de Foucault, optase por una prosa más barroca y una trama más erudita, que espantó (literalmente) a muchos de sus seguidores. No fue mi caso, aunque he de admitir que leyéndola cuando contaba catorce años no se convirtió precisamente en una de mis novelas de referencia. Unas de las citas más curiosas que he leído con respecto a esta novela son las declaraciones de Eco respecto al éxito mundial de la novela El código Da Vinci, de Dan Brown, en una entrevista que concedió a The New York Times, cuando la entrevistadora le compara esta novela con El nombre de la Rosa:


Mi respuesta es que Dan Brown es uno de los personajes de mi novela, El Péndulo de Foucault, que habla de gente que empieza a creer en asuntos ocultistas.


Y la entrevistadora le insiste: Pero usted parece interesado en la cábala, la alquimia y otras prácticas ocultas…


No, en El Péndulo de Foucault escribí la representación grotesca de esta clase de personas. Así que Dan Brown es una de mis criaturas.


Genial, sin duda.


Respecto a La isla del día de antes, su siguiente novela, me apasionó. La leí un tiempo después de su publicación, ya que aunque el argumento me llamaba la atención, temía encontrarme con otro péndulo. Por fortuna no fue así, convirtiéndose en uno de esos libros que, una vez comenzados, te atrapan y no te sueltan hasta que lo terminas, con algo de pena por separarte, en este caso, de tan singulares personajes. La verdad sea dicha, tengo muchas ganas de releerlo para comprobar si despierta en mí, como antaño, tal sentimiento de hilaridad (me desternillaba con muchas de sus descripciones y situaciones absurdas), y me atrapa con igual fuerza su riquísima prosa. De naufragar, como Roberto de la Grive, mis compañeros habrían sido los libros, pues como ya afirmó el autor que hoy nos ocupa:


"Si naufragamos en una isla desierta, donde no hay posibilidad de conectar una computadora, el libro sigue siendo un instrumento valioso. Aun si tuviéramos una computadora con batería solar, no nos sería fácil leer en la pantalla mientras descansamos en una hamaca. Los libros siguen siendo los mejores compañeros de naufragio. Los libros son de esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados,simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera."


Tras este par de novelas, llegaron Baudolino, novela histórica como El nombre de la Rosa, pero desde una perspectiva completamente distinta: la picaresca. La verdad es que me encantó, al tratarse, como siempre ocurre con Eco, de una novela inteligente, y muy fresca, la verdad. Y, por último –nunca mejor dicho, ya que Eco afirmó que tras la misma no volvería a publicar más novelas-, llegó La misteriosa llama de la reina Loana, una novela autobiográfica, en la que el autor mezcla literatura con una variada iconografía que deja traslucir, gráficamente, de qué fuentes bebió en su juventud este maestro.


Así pues, muchísimas felicidades, señor Eco. ¿El mejor regalo que podemos hacerle? Leer una y otra vez sus libros.

Happy birthday, old lecturer

Ciento dieciséis años habría cumplido en el día de hoy el viejo profesor, John Ronald Reuel Tolkien, más conocido como J.R.R. Tolkien. Filólogo, escritor, y creador de la mayor saga fantástica de los últimos siglos (o, como afirmaría Sabater en su ensayo En compañía de hadas, "el capricho literario más logrado de los últimos cincuenta años").


Hoy día, hablar de su obra más conocida, El Señor de los Anillos, es casi sinónimo de hacerlo de su versión cinematográfica más lograda, la trilogía de Peter Jackson; pero Tolkien y su obra llegan más allá. Tolkien es -para mí al menos-, además de un grandísimo escritor, un creador nato, el autor de algunos de los libros que más me han impactado, llenado e influenciado en mi existencia. La obra de Tolkien me acompaña desde hace más de veinte años de forma constante. Durante años recorrí la simpar Tierra Media en compañía de grandes amigos bajo el nombre de Ardagor Mithdraug, en la maravillosa Lista Tolkien, y en la actualidad desespero por encontrar el momento de recuperar la lectura de sus libros. Amo la Comarca, moriría en Rohan, cabalgaría hasta Isengard, descansando en Lothlorien, camino de Gondor, donde la imaginación me haría soñar que estoy ante Sierra Nevada, en Granada... De hecho, una de las mayores motivaciones que tengo por aprender y mejorar mi inglés es poder leer a Tolkien y deleitarme con su obra redescubriéndola en su lengua original. Este verano, junto a mi amada Lycisca encontré en una de esas librería de viejo que tanto me gustan un volúmen The Lord of the Rings, completito, en inglés. Una gozada.


Leedle. No os arrepentiréis.




Llueve

Llueve.
Tras los cristales,llueve, llueve.
Sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.



Te podría contar
que está quemándose el último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa, doy
todo lo que soy,
porque estoy solo y tengo miedo...


(J.M. Serrat, Balada de Otoño)



Hoy el día no ha amanecido; el sol, oculto tras un manto nebuloso y gris, ha preferido no mostrarse, y la lluvia se muestra como en el texto de Cela,



“Llueve con tanta monotonía como aplicación desde el día de San Ramón Nonato, a lo mejor desde antes aun, y hoy es San Macario, que trae suerte a los naipes y a las papeletas de la rifa. Orvalla despacio y sin parar desde hace más de nueve meses sobre la hierba del campo y los cristales de mi ventana, orvalla pero no hace frío, quiero decir mucho frío...”
(C.J. Cela, Mazurca para dos muertos).


Es un día de los de quedarse en casa, junto al hogar, si lo hay, o en el brasero, en su defecto, con un buen libro frente a uno, una taza de té caliente entre las manos, y toda la tarde por delante. Una tarde de lectura ininterrumpida, en la que olvidar los problemas y la monotonía, sumergirnos en el libro y conversar con el autor hasta que nuestros ojos, cansados, nos digan que ha caído la noche.